jueves, 31 de mayo de 2012

Un compostelano en Israel


Soy un compostelano en Isarel pero hasta ahora ni lo había dicho. Han pasado más de diez meses por estas tierras y aún no me había pronunciado sobre mis orígenes gallegos ¡Grave error!  Por eso hoy aprovecho para hacerlo al haber recibido una grata sorpresa desde Galicia.

Hace medio mes la directora de un periódico gratuito de mi ciudad natal, Santiago de Compostela, me escribió un email diciendo que les había llegado a la redacción mi blog y que les gustaría contar con un artículo en el que contara como es mi vida en Israel. Hoy finalmente se ha publicado y me siento muy contento.

Imagino a amigos, familiares, conocidos y desconocidos con los que he compartido vida durante mi infancia y juventud leyendo lo que he escrito desde Beersheba en algún rincón de mi ciudad. Algunos pensarán que al irse a zonas tan lejanas y descubrir otros mundos uno olvida su casa o sus orígenes. A todos ellos les digo que se equivocan, y mucho.

Precisamente ayer tuve uno de esos momentos de morriña que todo gallego vive cuando emigra al extranjero y aproveché para escuchar, en una ciudad perdida en el medio del desierto, luar na lubre. Una canción que me transporta a muchos lugares, me trae muchos recuerdos y que quiero compartir con vosotros.


Antes de cumplir mis 23 años y aprovechando el espacio de mi blog quiero dedicar mi artículo en Santiago Siete y en este post a mi familia y amigos.

martes, 15 de mayo de 2012

Mi 15M en Israel


Hace un año veía en las pantallas del diario El Mundo el estallido de una revolución social en las calles de la ciudad que me había acogido como estudiante de periodismo, Madrid. A pocos minutos de mi casa, en la puerta del Sol, miles de jóvenes protestaban por una situación insostenible.

Ahora veo el movimiento desde Israel con nostalgia, con los recuerdos de aquella época y de aquel momento histórico para los jóvenes españoles. Estoy en Oriente Medio y sigo pensando que todo va muy mal en España. Ya no me quiero volver.

Mi ordenador echa humo tras horas y horas de búsqueda de becas, prácticas, trabajos que me lleven a algún lugar del mundo en el que pueda desarrollar un trabajo digno. Brasil, la India, China, México, todos ellos forman parte de una misma oportunidad a la que quiero aferrarme para lograr un trabajo en el que pueda seguir aprendiendo y desarrollándome a nivel profesional.

La vuelta a casa no es una opción. No es que no quiera ver a mamá, papá, abuelos, amigos.... ¡Claro que quiero verlos y estar con ellos! Pero,  ¿Si vuelvo qué hago? Esa es la pregunta clave. Las ofertas son prácticas como becario en algún medio cobrando de 100 a 400 euros para vivir. Seré explotado el tiempo suficiente para luego ser lanzado al paro en el que el 50% de jóvenes españoles me estará acompañando.

Este es el panorama. España es un país que no aprovecha a sus jóvenes, que no sabe exprimir el conocimiento y los estudios de aquellos hombres y mujeres que con inquietud observan el mundo y aún apuestan por un cambio. Así lo digo y así lo repetiré. España tiene un gran problema.

El país camina hacia el desmantelamiento del Estado de Bienestar en el que muchos hemos crecido y que es estrictamente necesario. En los últimos días hemos visto como el Gobierno acudirá al rescate de Bankia al mismo tiempo que dice que se deben recortar las partidas de los presupuestos en I+D, educación, sanidad...TODO se puede recortar en nombre del mercado. Y obviamente, todas estas medidas tienen una consecuencia necesaria : la protesta.

Los jóvenes están marginados del panorama político, económico y educativo. Aquí ,en Israel, florecen cada día empresas e ideas de jóvenes que crean proyectos, se los presentan a un inversor y montan su compañía. Así de fácil y rápido.

Al margen de este tipo de iniciativas, en Israel también han existido protestas masivas durante el pasado verano. Aquí el problema es el excesivo precio de la vivienda, la carestía de la vida y la desigualdad social. En algunos aspectos el indignado israelí y el español tienen mucho en común y ambos están organizándose para protestar contra sus gobiernos.

Una de las cosas buenas que quiero destacar de España es el florecimiento de una  nueva ola de emprendedores. Estos individuos que tanto quiero y admiro apuestan por cambiar sus vidas a través de ideas que aspiran cambiar el mundo. Tengo un buen grupo de amigos que se esfuerzan día y noche por llevar adelante sus proyectos. Con 22 años algunos ya han logrado montar su compañía, han logrado inversores y ahora están con su sueldo y con una firma a su cargo.

Para ellos y para todos los jóvenes pido más apoyo, reconocimiento, empatía. Pido un cambio en la mentalidad de todos y cada uno de los españoles. Tenemos que abandonar el derrotismo, crear nuevos proyectos y si hace falta irse al extranjero, como yo, habrá que marchar, aprender, hacer contactos, importar ideas y seguir adelante.

La verdad es que no podía dejar pasar este 15M sin reivindicar apoyo para los jóvenes.  A ellos confío el futuro de un país acorralado por la prima de riesgo, con la Bolsa en caída libre, y sometido a la duda internacional. Es tarea difícil pero no imposible. 



Si queréis ver proyectos de jóvenes emprendedores en España  aquí os dejo algunos:

Javier Camacho lidera  Tu Peli 
Victor Rodado. Cofundador de la red social  Futmi
Daniel de Vicente. Publicó su primer libro con 21. Escribir para vivir 
Seis jóvenes montaron una productora audiovisual 309 audiovisual 
Un joven madrileño estudia un año en Australia y monta Australian Way
Isaac Benzaquen monta una firma de inversiones con 27 años
En Wayra, incubadora de Telefónica, encontráis más emprendedores.
Start up Spain, un proyecto curioso.

viernes, 11 de mayo de 2012

El encanto diplomático

Antes de llegar a Israel no había conocido a muchos diplomáticos. Me imaginaba que serían personas con un alto nivel cultural y educativo, con buenas dotes comunicativas , bien relacionados y con un una experiencia alrededor del mundo envidiable.  Ahora puedo decir que parte de estas imaginaciones son totalmente ciertas.

En Agosto del año pasado, cuando llegué aquí, tuve la suerte de que uno de mis primeros amigos y principal ayuda a mi llegada a Israel fue un diplomático y su familia. Con él comencé a profundizar en el conocimiento de este pequeño mundo:  el de la diplomacia.

 Tras nueve meses en este país y al haber conocido a gran parte de los integrantes del cuerpo diplomático de la Embajada de España hay que decir que además de ser gente con una formación impecable son encantadores, siempre están dispuestos a ayudar en cualquier momento y ,por encima de todo, son gente cercana.

Esta parte, la cercanía, era la que yo no me imaginaba antes de partir a mi aventura. Tenía la imagen del diplomático como alguien situado en una burbuja de difícil acceso. Y sí existe una cierta burbuja rodeada de eventos sociales, relaciones con diplomáticos de otras embajadas, museos, buenas comidas y lo que podríamos denominar "la dolce vita". Pero, al fin de al cabo, forma parte del trabajo de un diplomático.

La semana pasada asistí a un evento gastronómico patrocinado por la sección cultural de la Embajada española y mi amigo me presentó al antiguo embajador de Israel en España: Herzl Inbar.  Este israelí es un diplomático con amplia experiencia, retirado, amante de España y Presidente de la Asociación de Amistad Israel- España.

Cuando me lo presentaron no tenía ni idea de la persona que estaba conociendo y actué de forma natural y sin ningún tipo de nervios hasta que mi amigo dijo " hasta luego embajador". En ese momento descubrí a quién había conocido y me puse a pensar en la parte encantadora de la diplomacia puesto que él estaba actuando tan natural o más que yo.

Y este hombre no sólo me saluda, me felicita por mi beca en Israel y por mi trabajo, él va más allá y me ofrece su ayuda y su tarjeta de presentación. Toda una sopresa para mí.

Tras este tipo de actos me dije "seguro que mucha gente desconoce esta imagen de la diplomacia" y me propuse contarlo en este blog.

lunes, 7 de mayo de 2012

La ¿vida? en Hebrón

Voy a montarme en el bus número 61 de la compañía israelí Egged. Es la primera vez en mi vida que viajo en un bus blindado. La ocasión lo requiere: me voy a Hebrón.

Puerta blindad del bus número 61


El lugar representa parte del corazón del conflicto entre Israel y Palestina. Es un enclave sagrado para judíos y musulmanes y es la única ciudad , al margen de Jerusalén, en la que los colonos israelíes están dentro de la urbe. Hebrón y el problema de las colonias también son una de las principales trabas al proceso de paz. Los palestinos reclaman congelar la construcción de colonias pero los colonos han optado por avanzar en sus aspiraciones ante la pasividad y apoyo, mediante el ejército, del Gobierno de Benjamin Netanyahu. 

Y como vemos, aunque sea territorio palestino, este bus israelí va camino de Hebrón, blinadado de arriba a abajo, con soldados y colonos en sus asientos. Pasamos por un check point y un cartel dice: instalación de seguridad, prohibido fotos. Tras este momento viajamos con el bus por más de seis asentamientos cuando Adrien Engel, un amigo francés, me dice "Mateo estamos haciendo el tour colonial". 

Tras esta hora larga de bus llegamos a la colonia más famosa y donde más tensión se acumula en los territorios. Hebrón es un lugar de extremismos. Donde la organización Hamas ha recibido importantes apoyos durante los últimos años y destino favorito de los colonos judíos de extrema derecha.

Conocí a un grupo de ellos en Jerusalén y uno aseguraba que "Hebrón es Israel, yo vivo ahí, es mi casa". Este hombre, ultra-ortodoxo, no reconocía la existencia del West Bank como lugar para los palestinos.

En Hebrón, 400 colonos son protegidos por 2.000 soldados del ejército israelí.Según la organización B´Tselem cerca de 1.800 negocios palestinos han cerrado en los últimos años y la ciudad ha sufrido un abandono masivo de población. Además, 1.000 casas han sido abandonadas por sus habitantes debido a la tensión y a las dificultades de vivir en dicha ciudad. 

Un paisaje desolador, una situación insoportable y un ambiente tenso. Desde el primer minuto que puse un pie en esta ciudad hasta el último suspiro tuve el deseo y la necesidad de irme. Era totalmente estresante. Aquí conocí a un colono judío que me explicaba que "todas las mezquitas del mundo deberían ser cerradas porque son una amenaza". Este hombre asegura que en Europa tenemos una amplia cultura pero somos demasiado inocentes al dejar que los musulmanes "tomen Europa", "os matarán si no os convertís al Islam". 

De la otra parte, una madre palestina relata cómo es la vida en Hebrón. "El West Bank es una prisión". Esta mujer me recomienda "ver el tour que los colonos hacen cada sábado, entran en el zoco protegidos por un gran grupo de soldados y paralizan la vida del mercado" asegura.




Tour  que cada sábado realizan los colonos protegidos por los soldados de Israel
Como os podéis imaginas, 48 horas entre ambas partes, colonos y palestinos, es estresante. Las calles de esta ciudad están cerradas con verjas, muros, checkpoints, soldados, vehículos militares blindados, calles cortadas al tráfico para palestinos pero no para israelíes, niños de 15 y 16 años siendo registrados cada minuto por los soldados. 


Así es Hebrón. Un lugar no apto para turistas, dónde llamar vida a la vida es fabular. 




Un niño palestino pasa por una calle
en la que los israelíes han pintado "Israel libre"

Torre de control del ejército


Una de las calles de la ciudad antigua cortada por muros y verjas.

Un palestino muestra agujeros en sus
depósitos de agua por disparos de colonos. 

Una ventana palestina a la cancha de baloncesto de los colonos.
 Protegida por hierros para evitar ataques. 


Un palestino observa desde su tienda un puesto de control del ejército

Los colonos suelen correr por la ciudad con sus armas




Checkpoint de entrada a la ciudad vieja de Hebrón




martes, 1 de mayo de 2012

Entrevista a Álvaro Méndez, estudiante de Relaciones Internacionales


Álvaro Méndez, licenciado en periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, antiguo locutor en Onda Cero, redactor en Marca y  uno de mis primeros compañeros de trabajo en El Confidencial Digital se animó a conceder una entrevista a este blog tras visitar Israel, Palestina y Jordania.

Álvaro Méndez en Petra. Jordania. 

Su visión es interesante ya que estudia  un máster en Relaciones Internacionales en la Universidad San Pablo-Ceu y es un apasionado de la información internacional. En su andadura por Israel tuvo ocasión de conocer a la corresponsal de El País, Ana Carbajosa, entablar conversaciones con israelíes y palestinos y ver el conflicto de cerca.

 Pero dejemos que nos lo cuente él....

Pregunta: ¿Cómo estudiante de un máster en RRII qué representa para ti el conflicto entre Palestina e Israel?

Respuesta:  A menudo se dice que Oriente Próximo es una región que crea más historia de la que es capaz de digerir. Creo que es una expresión que define a la perfección cómo es la situación en Israel y Palestina. Es el eterno conflicto sin resolver con un epicentro, Jerusalén, que concentra en poco más de un kilómetro cuadrado, los lugares más santos para dos religiones tan firmes como la musulmana y la judía. No es una región cualquiera, sino que hablamos de la única localización de todo el mundo donde lo acaecido durante más de quince siglos de historia sigue constituyendo una causa de conflicto.

Desde el punto de vista del derecho internacional, es todo un reto analizar todas las violaciones que desde 1947 se han producido en esta región. Guerras, ataques aéreos, terrorismo en tiempos de tregua, construcción de muros ilegales, expansiones territoriales mediante asentamientos ilegales...

Religión, tradición, política, derecho... Todo se mezcla.

P. ¿Comprendes mejor el conflicto al llegar a la zona y escuchar las voces de los israelíes y los palestinos?

R. No hay punto de comparación. Una cosa es ver un par de muros en televisión. Otra bien distinta es caminar por las calles de Hebrón con un palestino cuyo hermano fue asesinado durante un ataque israelí, o montarte en el taxi de un judío que te culpa como español de echar a los judíos de España hace 500 años y que se queja de que todo el mundo les quiere echar de todas partes. Son experiencias que te ayudan a entender desde qué principios siente el conflicto cada una de las partes.

Sí he de decir que me fue mucho más fácil entablar conversaciones más interesates con los palestinos. Los israelíes se mostraban más fríos, menos receptivos. Eso sí, me quedo con un testimonio que nos dejaron dos hermanos judíos estadounidenses de unos 65 años de edad que estaban en Israel para conmemorar Pésaj: “Lo que habría que hacer para poner a israelíes y palestinos de acuerdo es encerrarles a todos en una habitación y quitarles los cigarrillos. Así seguro que colaboraban”.

P. ¿Cuál crees que es el principal obstáculo para la paz entre ambos pueblos?

R. Creo que hay dos fundamentales. La cuestión de Jerusalén y los asentamientos. A Jerusalén ninguno de los dos bandos quiere renunciar, y en particular por la ‘explanada de las Mezquitas’ o por el ‘monte del Templo’. Da igual. Como queramos llamarlo, es el mismo sitio, es el lugar donde reside la idiosincrasia tanto del Judaísmo como del Islam. Para los judíos, ahí es donde Abrahám casi sacrifica a Isaac y donde se construyó el Templo. Para los musulmanes, es desde donde Mahoma subió a los cielos. En resumen, irrenunciable.

Y por otro lado, los asentamientos en Cisjordania. Israel se comprometió a desmantelarlos poco a poco. Sin embargo, está ocurriendo lo contrario. Cada vez construyen más, algo que, además de suponer el inclumpliento de una promesa, supone una manifiesta violación del derecho internacional, en particular de los Acuerdos de Oslo. Del muro que rodea Cisjordania (y que se mete también en ella) diré sencillamente que es vergonzoso.

Desde el punto de vista humano, poco más hay que decir. Los asentamientos suponen una cuna para el radicalismo y para el odio. El sentido común nos dice que unos niños judíos criados en el desconocimiento que proporcionan las vallas de las colonias crecerán con desconfianza (en el mejor de los casos) hacia sus vecinos. A los niños palestinos no les hará gracia tampoco que construyan asentamientos hostiles donde antes jugaban al fútbol. Es así de fácil y dramático.

P. ¿Estás de acuerdo con la visión que los medios españoles transmiten de Israel y de Palestina? ¿Qué cambiarías y qué mostrarías a la sociedad española?

R. Sinceramente, los medios españoles están poco prepocupados por la información internacional. Si acaso, publican noticias de la Primavera Árabe. No hay más espacio. Sí que suelo leerme las crónicas de Ana Carbajosa, corresponsal de El País en Jerusalén con quien tuve la oportunidad de coincidir en mi viaje. Todo un lujo de persona y de profesional.

A la sociedad española la animaría a que buceara en la red. Y, por supuesto, a que se pasara por este blog, que es una prueba de que el periodismo imparcial, de ver y contar, es muy posible.

P.  ¿Has sentido miedo en Israel, Palestina o Jordania o te has sentido seguro?

R. Cuando más inseguro me he sentido ha sido cuando en los check points y en las fronteras las fuerzas de seguridad israelíes me apuntaban con el rifle y con el dedo en el gatillo. Particularmente, en el paso fronterizo King Hussein-Allenby y en un control en Hebrón. No me gusta. No lo veo lógico tal y como está la situación

En Jerusalén también tuvimos un par de momentos tensos. Nuestro paseo por el barrio judío ultra-ortodoxo de Mea Shearim terminó cuando unos niños nos echaron a base de pedradas (al parecer, las sudaderas y los pantalones vaqueros largos de nuestras amigas no eran lo suficientemente ‘modestos’). Y también, caminando por la muralla junto al barrio musulmán, otros mozos nos tiraron piedras al grito de “¡Yankys, yankys!”.

P. ¿Cuál ha sido el momento que más te ha impactado en la zona (para bien o para mal)?

R. Quedarme con uno es dificil. Muy dificil. Así que tiraré de la primera impresión que tuve al bajarme del coche en Jerusalén. Era sábado (Sabbat), y todo estaba cerrado. ¡Pero cerrado de verdad! Ni gente por las calles, ni transporte público... Nada de nada. Me impactó para mal. No entiendo que una ciudad como Jerusalén se paralice por completo un día a la semana.

P. ¿Qué echa de menos un español en Oriente Medio, cómo te sentiste al llegar aquí?

R. Como cristiano, sentía que llegaba al lugar donde todo empezó, donde todo acabó, y donde todo empezó otra vez. Creo que el sentimiento era de expectación.

Y como español, lo tengo claro. En Israel eché de menos las cañas y el pan (en Pésaj), y en Jordania el rico jamoncito. Me acabó saliendo hummus por las orejas (lo sé, me merezco una buena censura en esta última gracia).

P. Tu principal crítica al gobierno israelí y tu principal crítica al gobierno de Mahmoud Abbas.

R. El principal problema que tiene Abbas es la corrupción que se ha instalado en Fatah. Eso les ha quitado, a mi entender, mucho apoyo popular, apoyo que ha acabado en Hamas. Y creo sinceramente que es justo lo que hay que evitar.

A Benjamin Netanyahu lo primero que le critico es su radicalismo. La política expansionista en Cisjordania mediante la construcción de colonias ilegales es incompatible con una resolución del conflicto. Lo mismo se puede decir del terrible muro. Así no se llega a ninguna parte.

Fuera del conflicto palestino-israelí, creo que es necesario hacer hincapié en lo estúpido que sería un ataque contra Irán. La ‘estabilidad’ que se ha logrado en Israel en los últimos años se vería seriamente amenazada, ya que tanto Hizbullá como la Siria de Al Asad (si siguiera) atacarían sin dudarlo.

P. ¿Animarías a los españoles a descubrir el conflicto por sí mismos? ¿Volverás a visitar esta tierra?

R. Por supuesto. Es una experiencia única. Además hay que aprovechar ahora, que parece que el conflicto ha entrado en una fase que podríamos definir como de calma tensa. De hecho, yo tengo que volver. No me dio tiempo a ver Nazareth, Haifa, Ramallah (me tiré más de dos horas atascado a los pies del muro) y Gaza (al menos, desde las colinas que hay cerca).

Animaos. En serio. Es una oportundad única para entender 3.500 años de historia en apenas una semanita.